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Bizcochos navideños
IKER MORÁN
Con niños en casa hay dos cosas que abundan estos día: horas libres que hay que ocupar y azúcar y comida, en general, poco sana. No es la mejor época del año para discursitos realfooder y sobre nutrición, cierto. Pero también es cierto que es posible y muy fácil preparar dulces y platos navideños relativamente sanos o, al menos, más de lo que a simple vista podría parecer. Si además están ricos, son vistosos y nos dan tema para ocupar algunas de las mañanas que tenemos por delante puede que estemos ante un buen plan navideño en la cocina.
Como siempre que nos ponemos a cocinar con niños, hay algunas claves que merece la pena recordar. La primera pero elemental para evitar frustraciones: Instagram es mentira. Ya lo hemos dicho, pero insistimos. No te van a quedar unas galletas perfectas ni tu niño o niña va a ser una especie de aspirante a MasterChef Junior. Por suerte.
La adaptabilidad de las recetas es otro pilar. Si no tienes hummus ni garbanzos, seguro que puedes pensar otro relleno para el sándwich. Si no había harina de arroz en el súper, usa otra. ¿Qué a nadie le gusta la zanahoria en casa? Pues decora con un poco de mandarina, por ejemplo. Que no cunda el pánico, que bastante llena suele ir la lista de tareas estos días.
Al final se trata de cocinar. Y descubrir que haciendo las cosas en casa es posible adaptar casi cualquier receta para hacerla un poco más sana, reduciendo azúcar -lo de cambiarlo por siropes o mieles es muy de Instagram pero a nivel nutricional no aporta nada- o preparando una crema de cacao en 5 minutos en vez de tirar del bote de turno.
Tres ejemplos: unas tortitas, unos sándwiches y unos bizcochos. 
Las tortitas de trigo sarraceno y plátano se han convertido en un clásico en casa. Muy fáciles de hacer y con muchas posibilidades para convertirlas tanto en un desayuno diferente como en una cena sencilla con algún relleno salado, en Navidad también dan juego.
Lo primero, la receta de estos pancakes. Lo más complicado es acordarnos de poner a remojo el trigo sarraceno unas 5 horas antes. Estas son las medidas:
– 200 gramos de trigo sarraceno

– 100 gramos leche o bebida vegetal de avena
– 1 huevo
– 1 plátano bien maduro
– Un poco de sal
– Un poco de aceite para la sartén
Trituramos todo y hacemos las tortitas en la sartén. Con estas cantidades tendremos unas 6 o 7 tortitas de unos 16 mm de diámetro. Para hacer este sencillo pero aparente muñeco de nieve jugaremos con tres tamaños y nos dará para formar unas 3 o 4 figuras
La decoración queda en manos de cada uno y de lo que haya por casa. Nosotros hemos usado gajos de mandarina para los brazos, mitades de uva para los botones de nuestro muñeco de nueve y pipas y frambuesas para la cara y orejeras.
Como licencias navideñas, un poco chocolate bueno fundido le sentará muy bien. Para decorar, azúcar glass, para que nuestro muñeco no se quede sin nieve.
Sandwich navideño 
Llamar a esto receta no cuela. Pero la verdad es que es entretenido para pasar un rato. Las dos únicas claves son tener cortapastas con motivos navideños (o un cuchillo y algo de maña) y usar el mejor pan de molde que podamos comprar. Si no tenemos moldes, el árbol de Navidad es la forma más sencilla de hacer a mano.
El relleno queda a gusto del consumidor. Por salirnos de tanto dulce se nos ocurrió uno de hummus casero y la verdad es que queda muy bien. Si no, avellanas, algo de azúcar y cacao triturado y tenemos una crema muy rica en un momento. Pero guacamoles, pates vegetales… cualquier cosa que se nos ocurra para un bocadillo puede servir.
Sándwich navideño 
Porque aquí la gracia está en la decoración. El árbol lo hemos coronado con una estrellad de queso, granos de granada a modo de bolas de colores y huevo cocido rallado por encima.
Al muñeco de jengibre le hemos puesto pasas tanto para la cara como para los botones. Sí, da un poco de miedo la verdad, pero el peque de la casa se lo pasó bien con la decoración y no tuvo problema en hincarle el diente poco después.
Vamos a hacer que la casa y la cocina huelan a Navidad: calabaza asada, canela, vainilla, bizcochos…
Esta receta es verdad que es un poco más elaborada que las anteriores. De entrada, necesitaremos calabaza asada. ¿Y no puede ser cocida que la preparo más rápido? Sí. La verdad es que no queda tan rico, pero poder se puede.
De todos modos, cortar una calabaza por la mitad, meterla boca abajo a 200 grados durante unos 30 minutos, dejar que se enfríe y retirar la carne con una cuchara no es demasiado complicado. Parte de esa calabaza la puedes usar para estos pasteles y el resto congelado en bolsas te solventará otras futuras recetas, tartas, cremas y demás.
– 200g de puré de calabaza
– 3 huevos
– 120ml aceite de girasol (versión sin lactosa) o mantequilla
– 90g de panela o azúcar
– 1 cucharita de jengibre rallado fresco
– 100 g de harina de arroz
– 100 g de harina de trigo
– 1/2 cucharadita de sal
– 1 cucharadita de levadura química tipo Royal
– Media cucharadita de bicarbonato sódico
– 2 cucharadita de canela en polvo
– Media cucharadita de nuez moscada rallada
– Media cucharadita de esencia de vainilla
La elaboración es igual que cualquier bizcocho. Se bate el azúcar con los huevos y se incorporan el resto de ingredientes líquidos, el puré de calabaza y las especias. En otro bol se mezcla harina, levadura y bicarbonato (opcional), se puede tamizar (o no) y se van incorporando a la mezcla líquida poco a poco e integrando con una cuchara.
Podemos usar moldes navideños -con niños en casa dará mucho juego durante años, merece la pena- o bien hacer un bizcocho plano y luego darle al cuchillo para intentar hacer formas. Con las cantidades citadas da para media docena de figuritas como la de la foto y un pequeño bizcocho de unos 300 gramos.
El horno a 180 grados y dependiendo del tamaño de los moldes entre 20 y 30 minutos estará. Dejamos enfriar, se desmolda y decoramos con lápices de chocolate -en el supermercado hay- con un chocolate fundido y una manga pastelera lo más fina posible.
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